Antes las incesantes muestras de interés que están suscitando las andanzas del bueno de Carl Lipmann (no es broma, no) paso a destripar el argumento de la historia.
Spoiler Alert, que dirían los chavales. Y en este punto, el autor -es decir, vuestro inseguro servidor-, retratado por la fantástica ilustradora Eukene Etxebarria, os da la espalda a fin de prevenir posibles linchamientos.
Y es que a pesar de lo que su portada y título (en una poco velada alusión a ese otro estilista de Beaumarchais) puedan sugerir, “El Barbero de Treblinka” no es otra historia más acerca del Holocausto, sino una apuesta por abordar desde una óptica diferente dos fenómenos siempre polémicos y candentes, como son la llamada Shoah y el eterno conflicto árabe-israelí.
En Tesis, su primera parte, seguimos los pasos del amigo Carl Lipmann, un barbero judío oriundo de Varsovia, desde su ingreso en el campo de exterminio de Treblinka hasta su huida del mismo al calor de la rebelión protagonizada por los prisioneros en agosto de 1943. La narración explora las relaciones entre las víctimas, y entre estos y sus verdugos, a través de un relato pormenorizado de cuanto realmente aconteció en el mayor centro de la muerte nazi hasta que Auschwitz le arrebatara ese dudoso honor.
Antítesis lleva por título una segunda parte que fabula una ucronía en la que una Alemania victoriosa tras la II Guerra Mundial habría impulsado la creación de un Estado judío a fin de asegurarse el control geoestratégico de Oriente Medio. Habiendo usurpado la identidad de un soldado alemán durante su fuga, Lipmann recupera la consciencia pasado el ecuador del siglo en el seno de un III Reich triunfante, para descubrir que el sueño del Gran Israel –en el que recalará finalmente– se ha materializado de la mano más insospechada.
Como si fuese el negativo del famoso juicio a Adolf Eichmann, una Síntesis perversa pone el punto final en un homenaje a los escritos de Hannah Arendt. Pero eso sí, sin llegar a banalizar el mal en ninguna de sus formas.
En definitiva, “El Barbero de Treblinka” viene a enfatizar, con un tono entre descarado e irreverente, la incidencia que tuvo la macabra Solución Final en el auge del sionismo como ideología supremacista, al tiempo que –teniendo siempre presente los crímenes del nazismo y el inconmensurable sufrimiento causado a la comunidad judía– critica la política israelí de castigo al pueblo palestino, tratando en última instancia de transmitir un mensaje conciliador para ambos pueblos semitas, tanto el árabe como el hebreo.
¿Suena a nota de prensa, verdad? Es que lo es.
Os diré la verdad. El Barbero pretende ser una soberana patada en la entrepierna de la criminal política del Estado israelí hacia Palestina. Así sin, contemplaciones.
Aprovecho para mandar un abrazo solidario a la castigada población palestina, y mi reconocimiento a los ciudadanos israelíes y judíos de todo el mundo que aún son capaces de discernir, que todavía pueden ver a los palestinos como seres humanos y no como patos de feria a los que abatir indiscriminadamente.
Lechaim!